viernes, 19 de noviembre de 2010

REFLEXIÓN


En 1807, Cuando William Wilberforce inspirado por su conversión al cristianismo evangélico y por la historia de John Newton (Escritor del himno Amazing Grace), consiguió tras 26 de lucha, la abolición del comercio de esclavos en todo el imperio británico, lejos de lo que pueda parecer, no lo consiguió apelando a la gentileza o humanidad inglesa, sino por medio de la aprobación de una ley dos años antes, que aprovechando la guerra napoleónica con Francia decreto que los barcos mercantes no llevasen bandera inglesa para evitar los asaltos franceses.

Esta ley aparte de proteger la marina mercante inglesa, hizo que los barcos que comerciaban con esclavos quedasen expuestos a los asaltos de los corsarios, con esto se consiguió que dos años después el comercio de esclavos ya no resultase rentable, lo que permitió, tras multitud de intentos, la abolición del comercio de esclavos por medio de la aprobación de la ley de trata de esclavos de 1807, ley que precurso a la aprobación en 1833 de un acta para dar la libertad a todos los esclavos en el Imperio Británico.

Me pregunto si por desgracia la manera de erradicar esta serie de abusos no es otra sino erradicar los intereses de aquellos que los cometen y permiten.

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